de Frey Lope Félix de Vega Carpio
Dos octogenarias y macarrónicas italianas pretenden de amores a un tal Roxillas (feo como el aliento del diablo y más borracho que una cuba) mientras dos galanes de las mismas trazas que el trío, poco más o menos, ven los toros y cañas desde la “chanza de carnestolendas”, una barrera que ni pintiparada. Todos borrachos, con máscaras y algunos con matasuegras, puesto que se trata de un fin de fiesta barroco.
La despedida de la compañía es de don Pedro Calderón de la Barca, del final de su famosísimo auto sacramental LA CENA DEL REY BALTASAR.
La despedida de la compañía es de don Pedro Calderón de la Barca, del final de su famosísimo auto sacramental LA CENA DEL REY BALTASAR.
“Suplid los muchos defectos
y perdonad nuestras faltas,
como nuestras, advirtiendo
que nunca alcanzan las obras
donde llegan los deseos.”
y perdonad nuestras faltas,
como nuestras, advirtiendo
que nunca alcanzan las obras
donde llegan los deseos.”